Ciudad

La ciudad llevaba años congelada al completo: edificios, vehículos, personas, animales. No se sabía la causa de aquel insólito fenómeno, a pesar de que, cuando sucedió, se había producido una gran helada por todo el país. Pero nada fuera de lo normal, no era la primera vez que las temperaturas descendían varios grados bajo cero. Sin embargo, de la noche a la mañana, todo rastro de animación desapareció de la villa para dejar paso a un paraje helado, desolado, pero aterrador a la vez. Y ni el buen tiempo, ni los calurosos veranos que habían seguido a ese invierno pudieron hacer nada contra la persistente congelación de la zona.

Del mismo modo que sucedió, se deshizo el extraordinario fenómeno. Una noche, sin previo aviso, se derritieron los bloques de hielo que aprisionaban la vida de la ciudad. Primero recobraron la vida los edificios, que se vieron liberados de sus cárceles de nieve y hielo. Después, el reino vegetal se deshizo de su cortante manto para desperezarse, como si hubiera permanecido largo tiempo adormilado, y recuperó las funciones que le eran propias. Y, por fin, los demás seres: perros, gatos, el resto de los animales que habitaban una ciudad común y corriente, y humanos.

La vida había vuelto de la misma manera que se había detenido. Y, lo más asombroso de todo, fue que el tiempo no parecía haber transcurrido. Nadie tuvo la sensación de haber permanecido tres años bajo el influjo del hielo. De hecho, nadie murió por congelación, lo cual resultaba todavía más inusual.

Pero claro, no era exactamente así. Todos aquellos que, por los motivos que fuesen, debieron viajar, se dieron cuenta de que el mundo que conocían fuera de su ciudad había cambiado. Sus seres queridos habían envejecido, negocios que les resultaban familiares habían desaparecido o se habían trasladado, algunas calles tenían otros nombres… Lo normal en un mundo que cambia de forma constante.

Algunos investigaron el fenómeno que habían sufrido en sus propias carnes, recurrieron a periódicos, noticias, relatos. Pero nadie supo dar una explicación racional al fenómeno. Como mucho, les dijeron que, durante tres años, habían dejado de existir. El nombre de la ciudad con sus habitantes había sido borrado de los registros, se les declaró a todos oficialmente desaparecidos.

Si se hubiera tratado de una persona sola habría tenido toda la lógica del mundo, pero los habitantes se preguntaban siempre: ¿cómo se puede dar por desaparecida una ciudad de la noche a la mañana? También abundaba la opinión de que se debería investigar un fenómeno tan rayano en lo paranormal como la congelación al completo de una ciudad de medianas dimensiones como la suya. Parecía como si hubiera sido afectada por un microclima que la había sepultado bajo el hielo, y con él, el olvido.

Pero, viendo que no podrían resolver de forma satisfactoria aquel cúmulo de enigmas, decidieron seguir adelante con sus vidas, intentando recuperarse de los desastrosos efectos del deshielo, y dejar que el tiempo les fuese atenuando el estupor causado por aquella vivencia.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.